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domingo, 19 de octubre de 2008

Lo ideal es estar preparado para llegar a esa etapa

Jubilación provoca depresión en algunos adultos mayores

• El síndrome de jubilación es como se le llama al grupo de síntomas que aparecen después de que una persona se pensiona. Es común la irritabilidad, la tristeza, el temor y el aislamiento


Pensionarse es para muchas personas una oportunidad para emprender proyectos que por diversas ocupaciones no podían realizar, pero para otros es un fuerte golpe emocional porque significa enfrentarse a una realidad a la que no estaban preparados.

Todo cambio conlleva una crisis, por ello es normal que cuando los adultos mayores se pensionen, experimenten sentimientos de tristeza, sensación de inutilidad, depresión, irritabilidad y temor, sin embargo, al cabo de varios días estas sensaciones deben pasar, de lo contrario se está frente a un serio problema.

El síndrome del jubilado es el nombre con que se le conoce al grupo de síntomas que aparecen luego de que una persona se jubila, pero éste se puede evitar si se cuenta con un plan de vejez en el que se establezcan las actividades que se van a realizar para disfrutar del tiempo libre con el que se dispone a partir del retiro.

“El ya no tener que levantarse todos los días para ir a trabajar le produce a la persona una sensación de inutilidad, se siente sin importancia, comienza a ocupar el tiempo en actividades poco provechosas y demanda mayor atención a la familia lo que genera estrés en el ambiente”, explicó la directora del programa de Gerontología de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), Priscila Barrientos.

Cambio

Es común que toda persona que atraviese por esta situación se sienta mal de momento, sin embargo, lo más recomendable que es que vea esa etapa como un disfrute porque puede hacer todas aquellas cosas que dejó rezagadas por la obligación y responsabilidad que implica trabajar.

Según comentó Barrientos, la jubilación es un período de transición porque se presentan cambios que debe enfrentar la persona, es de esperarse que si ha trabajado toda su vida y se ha mantenido activo, sienta temor porque de repente se encuentra con que tiene tiempo de sobra que no sabrá en que emplear.

“Es un período de transición que va a generar cambios en la persona, el cual abordará mejor si tiene un proyecto de vida contemplado. Se llama jubilación porque es un momento que se puede disfrutar y tener tiempo para sí mismo”, aseveró la especialista en el tema.

Preparación

Barrientos recomendó que todas las personas deben tener un proyecto de vida que puedan desarrollar cuando se jubilen para que así le saquen el mayor provecho a esa fase, en la cual pueden realizar diferentes planes desde adentrarse en pasatiempos hasta emprender negocios propios.

También es importante que en ese período tengan un autocuidado consciente, es decir, que al tener más tiempo puedan poner en práctica cosas para cuidar de su salud como por ejemplo deporte y comer más sanamente, pero en general, acciones que no podían realizar cuando tenían que trabajar.

“Es importante establecer un programa de jubilación que dé herramientas básicas a las personas para que puedan construir un proyecto de vida, si la persona se sienta en su casa a esperar a que pasen los días podría sufrir enfermedades generadas por la inactividad, comienza a padecer depresión y no buscar salir de eso”, agregó la gerontóloga.

Construcción

Lamentablemente en nuestra sociedad aún no hay consciencia en el tema de vejez en el sentido de que es una etapa a la que todas personas llegarán en algún momento, si hubiera reflexión al respecto las personas se prepararían más para llegar a esa fase y por ello, la disfrutarían.

Lo ideal es que desde la juventud, hombres y mujeres vayan pensando en qué pueden hacer cuando lleguen a la vejez, incluso que se preparen económicamente para ello con el fin de que al dejar de trabajar, puedan enfrentar los efectos que se presentan.

La actitud positiva es primordial para poder hacer frente a la vejez y a la jubilación. La preparación da herramientas para vivir esa época de la mejor manera, es importante eliminar la percepción negativa en torno a esta etapa para lo cual la educación y la información es indispensable.

“La única manera de cambiar la visión negativa de la vejez es con educación. Envejecemos desde la concepción misma y hasta la muerte, por eso la forma de tener una vejez satisfactoria es entendiendo que no es algo a ajeno a nosotros, es una etapa a la que todos llegaremos, por eso debemos prepararnos y tener estilos de vida saludables”, puntualizó Barrientos.

Tampoco es un medio de aprendizaje

Castigo deja heridas emocionales en los niños

• Es una forma inefectiva y errónea de corrección, por eso hoy se busca que los padres eduquen a sus hijos enseñándoles que todo acto tiene una consecuencia negativa o positiva


Castigar a los niños por algo que hicieron no solo es un método inefectivo de corrección y educación, sino que también es doloroso porque deja en los pequeños heridas emocionales difíciles de borrar, es por ello que se busca erradicar esa
negativa práctica que aún hoy día, emplean algunos padres bajo la consigna errónea de
formar. La misma palabra castigo tiene una mala
connotación y no en vano; los gritos, las humillaciones y más aún los golpes, son situaciones que los niños no pueden olvidar, de igual forma afecta a los padres porque luego de lo que hacen, son conscientes del error que cometieron.

Hoy se habla de educar a los hijos explicándoles que todo acto tiene una consecuencia positiva y negativa, eso lo comprenden mejor que un castigo con el cual no hay ningún aprendizaje porque el niño solo deja de hacer lo que hace por temor a su padre o madre y no porque sepa que está mal. “Castigo involucra una pérdida y no implica aprendizaje, con la consecuencia los niños aprenden. Cuando se castiga a los niños, ellos y los padres salen lastimados y adoloridos emocionalmente, además causa efectos negativos en la familia porque todos sufren”, explicó la psicóloga de Enfoque a la Familia, Evelyn Rodríguez.

Desde pequeños

Según la especialista, lo ideal es que los padres le expliquen a los niños lo que implica la consecuencia desde pequeños, para que aprendan que si se hace algo bueno tendrán efectos positivos, no así si hacen algo incorrecto.

“El niño será el que asume el dolor de la pérdida que tuvo producto de lo que hizo. En niños más grandes y según el nivel de madurez se les puede explicar, así decide qué es lo que quiere y enfrenta las consecuencias, de esta manera también se trabaja en la toma de decisiones”, indicó Rodríguez. La especialista explicó que de esa manera, el niño aprenderá mejor lo que es la toma de decisiones, también será más autónomo y tendrá un fortalecimiento de su autoestima, además disfrutará con sus logros y experimentará una sensación de bienestar y de ser el caso que cometa un error, sabrá sacarle provecho a la enseñanza que la situación le dejó.

Por el contrario, con el castigo los niños sufren su pérdida de autonomía porque actúan en función de los demás, ya que dejan de hacer las cosas para que no le castiguen pero no porque realmente aprendió, incluso puede haber un debilitamiento del vínculo lo que les pone en peligro de caer en conductas de riesgo cuando estén más grandes.

Corrección

Para el psicólogo Eisen Ríos, el término castigo genera una reacción de miedo en el niño y no le deja ningún aprendizaje ya que no entiende el porqué no debe hacer ciertas cosas, por eso es tan importante que los padres se tomen el tiempo para dar una explicación a sus hijos con la cual puedan aprender.

“El niño puede hacer todo lo que quiera pero los padres están para corregir con amor. Lo primero es tener un diálogo comprensivo y bajar al nivel del niño, porque muchas veces no lo saben hacer. Conforme más pequeño el niño, el mensaje debe ser más claro, concreto y directo”, dijo Ríos.

El especialista comentó que los padres deben hacerle ver a sus hijos que hay consecuencias negativas y positivas de sus actos, es decir, que si hace por ejemplo un berrinche, eso tendrá un efecto negativo, con ello aprenderá a no volverlo a hacer.

“Para corregir la conducta del niño hay que recurrir al diálogo y a las explicaciones con amor, eso no quiere decir que no se tenga que ser firme y consistente. La educación comienza desde la cuna y se puede volver compleja a medida que va creciendo”, agregó el experto.

La técnica del “tiempo fuera” es muy útil para educar al niño, esto consiste en sentar al niño a que piense (un minuto por año de vida que tenga) y reflexione luego de algo malo que ha hecho, así podrá recapacitar sobre sus actos.

“La violencia no es nunca válida porque anula al niño y no llega a aprender por qué se le impone, sin darle las explicaciones que merece. Al reforzar elementos de la educación no hay que hacerlo de forma impuesta pues así el niño se sentirá mal y no aprenderá”, agregó.

Debilita los músculos faciales

Daño de importante nervio puede causar parálisis facial

• Un daño en el nervio facial produce una parálisis de los músculos faciales, que comienza repentinamente y empeora con los días


De forma repentina, los músculos faciales pueden paralizarse, afectando la apariencia de la persona, pero también, en algunos casos, produciendo dolor y otros efectos, por lo que requiere rehabilitación para poder volver a lograr la movilidad perdida.

La parálisis de Bell es un episodio de debilidad de dichos músculos, el cual comienza repentinamente y empeora de tres a cinco días, esta condición, que afecta un lado de la cara y que provoca malestar, resulta del daño del sétimo nervio craneal (facial).

“Hay pérdida de sensibilidad y del tono muscular que ocurre de un lado del rostro, comienza de un momento a otro, pero va empeorando. Hay varios tipos, sin embargo, la más común es la de Bell”, explicó la doctora en terapia física de la Clínica NeuroFT, Lisa Riggioni.

Según explicó la especialista, la manifestación más importante de este mal es el desorden en el movimiento de los músculos que controlan las expresiones faciales como sonreír, entrecerrar los ojos o parpadear, pero además hay pérdida de sensibilidad en la cara, dolor de cabeza, lagrimeo, babeo, pérdida del sentido, del gusto, en las dos terceras partes anteriores de la lengua, e hipersensibilidad al sonido, en el oído afectado.

Señales

Riggioni manifestó que la persona puede notar en los días previos a la parálisis un dolor detrás de los pabellones auriculares (estructura compuesta de cartílago y piel), en algunos casos puede notar sin síntomas previos que no puede cerrar el ojo o que hace una mueca extraña con la boca.

“Es algo inmediato o de un día para otro, la persona puede notar que el labio está caído o que no puede cerrar el ojo, se presenta una desviación asimétrica de la musculatura facial. Es más común en el adulto mayor y la rehabilitación es muy importante”, indicó Riggioni.

Esta condición, que afecta orgánicamente a la persona, pero sobre todo psicológicamente, puede padecerla cualquiera, aunque ocurre con mayor frecuencia en adultos mayores o personas con enfermedades crónicas como diabetes. Solo en Norteamérica hay aproximadamente 40 mil personas con parálisis de Bell.

La especialista dijo que aunque la causa específica de la parálisis se desconoce, se ha sugerido que el trastorno puede ser hereditario, pero también se asocia a la diabetes, hipertensión, traumatismo, infecciones y enfermedades como el síndrome de Guillain-Barré.

Tipos

La parálisis más frecuente es la de Bell, que tiene como aparente causa la existencia de fenómenos inflamatorios secundarios a una infección viral (el virus implicado es el herpes simple), sin embargo, hay otros tipos como la parálisis facial periférica de origen traumático, que se debe a lesiones traumáticas.

También está la parálisis facial periférica de origen infeccioso, que se da por múltiples procesos infecciosos virales y bacterianas, otro tipo es la parálisis de origen neoplásico relacionada con tumores, puede ser una parálisis de origen neurológico o secundaria a enfermedades sistémicas y metabólicas.

Entre las complicaciones generales que se pueden presentar están los movimientos anormales como lágrimas al reír o salivación en momentos errados, cambios en la apariencia física del rostro, debido a la pérdida de movimiento, problemas crónicos en el sentido del gusto, espasmos crónicos en los músculos de la cara y daños en los ojos.

Intervención

Según Riggioni, la parálisis de Bell no se considera permanente, pero requiere la rehabilitación mediante ciertos ejercicios, que devuelven la fuerza en los músculos y la expresión facial, la cual se había perdido, debido al daño en el nervio. El tratamiento consiste en la estimulación eléctrica en los puntos motores de la cara, la realización de ejercicios faciales, así como masajes, con lo cual, el paciente podrá recuperarse al cabo de algún tiempo, esto depende de la persona y de la gravedad de la parálisis.

La doctora utiliza un estimulador neuromuscular que envía impulsos eléctricos que estimulan el músculo, esto permite que la persona realice movimientos y así reentrene a los músculos a hacer que el paciente haga expresiones faciales que no podía realizar. “Se recuperan movimientos como el tomar de un vaso, reír, tirar un beso o cerrar un ojo. El tiempo de recuperación varía dependiendo de la persona, puede que se recupere rápido o que su rehabilitación dure más. Se realizan también masajes faciales, que permiten prevenir la pérdida del rango de movilidad elasticidad del tejido muscular”, dijo Riggioni.