Gerardo Arreola | jornada.unam.mx | 05-02-2009
La Habana, 4 de febrero. Científicos cubanos desarrollaron un medicamento homeopático que tiene efectos analgésicos y antinflamatorios en pacientes que padecen cáncer y se basa en el veneno de alacranes, informó Fabio Linares, uno de los responsables del proyecto de los Laboratorios Biológicos Farmacéuticos (Labiofam).
La creación del medicamento, el TRJC-30, es una nueva línea de trabajo dentro de la investigación nacional que conduce Labiofam para confirmar las eventuales funciones anticancerígenas que se le suponen a la toxina del Rophalurus junceus, especie de alacrán endémica de Cuba.
“Los resultados primarios que ya hemos logrado en estos momentos son los mismos que se alcanzan con la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía amputatoria”, dijo Linares a La Jornada. “Eso se traduce en mejoría en la calidad de vida, sobrevida y, en general, bienestar para el paciente.”
La investigación incluye ensayos clínicos en los que, tras el uso del medicamento, se ha observado la eliminación de síntomas indeseables en torno a los tumores, indicó el especialista del área de homeopatía de la sucursal de Labiofam en Cienfuegos, en la costa surcentral de la isla.
En la investigación aún se trabaja con la hipótesis de la posible acción anticancerígena de la toxina, confirmó el investigador por vía telefónica. “Todavía no se puede decir categóricamente que tenga una acción antitumoral marcada, pero en estudios preclínicos ha habido modelos biológicos de cultivos de líneas celulares en tumores, en los que se ha visto que el veneno actúa sobre la célula tumoral, es decir, sobre la entidad patológica. El objetivo es evitar que el tumor crezca, impedir que haga metástasis y destruir el tumor original”.
El fármaco se ha desarrollado en Cienfuegos con “excelentes resultados”, dijo Linares. Está comprobada la reducción de inflamaciones y la disminución del dolor provocado por la acción degenerativa de las células cancerosas, sin reacciones adversas.
Esas cualidades se habían encontrado hace tres años en una solución del veneno diluido en agua natural, la única expresión conocida hasta ahora de un medicamento basado en la ponzoña del también llamado alacrán colorado.
El ensayo del producto comenzó a extenderse en Cienfuegos en el último trimestre de 2008, dijo Linares. Precisó que la relevancia del nuevo fármaco es que apenas una gota de toxina pura permite la fabricación de miles de frascos del medicamento, en comparación con las grandes cantidades de materia prima que se requieren en la solución diluida.
El uso de la homeopatía “puede potenciar muchos de los efectos de la sustancia, amén de que se elimina por completo la posibilidad de toxicidad o de hiatrogenia (efecto contrario al que se está buscando)”, señaló el especialista. “El medicamento homeopático tiene sutileza y su forma de actuar puede resultar mucho más competente que otras.”
El ensayo se inició con pacientes con pronósticos muy graves, pero ya se practica con enfermos que tienen diagnósticos tempranos, añadió Linares. El producto homeopático aún está reservado para ensayo y no circula en forma comercial.
La ruta que ha llevado a esos hallazgos se inició espontánea y empíricamente en la oriental provincia de Guantánamo hace dos décadas y desembocó en el proyecto científico que ahora dirige Labiofam.
La Oficina Cubana de Propiedad Industrial (OCPI) concedió a Labiofam en 2004 los derechos de explotación de la patente asociada al veneno de ese animal. En la investigación participan los ministerios de Salud Pública y Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; la Universidad de La Habana y el Instituto de Oncología y Radiobiología, así como el Instituto Pedro Kouri de Enfermedades Tropicales.
Versiones sobre el empleo del veneno y sus resultados empíricos corrieron de boca en boca en la década pasada y salieron de la isla, provocando una súbita demanda del preparado líquido. En Cuba surgieron y crecieron cultivos del animal y elaboraciones artesanales de la solución diluida. Ahora Labiofam coordina el estudio y dispone de criaderos de escorpiones en todo el país.
Además del veneno del alacrán colorado, hay investigaciones sobre propiedades de toxinas de serpientes en Estados Unidos, sobre otros escorpiones en Brasil y sobre otros casos de animales ponzoñosos en China y Japón.
La creación del medicamento, el TRJC-30, es una nueva línea de trabajo dentro de la investigación nacional que conduce Labiofam para confirmar las eventuales funciones anticancerígenas que se le suponen a la toxina del Rophalurus junceus, especie de alacrán endémica de Cuba.
“Los resultados primarios que ya hemos logrado en estos momentos son los mismos que se alcanzan con la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía amputatoria”, dijo Linares a La Jornada. “Eso se traduce en mejoría en la calidad de vida, sobrevida y, en general, bienestar para el paciente.”
La investigación incluye ensayos clínicos en los que, tras el uso del medicamento, se ha observado la eliminación de síntomas indeseables en torno a los tumores, indicó el especialista del área de homeopatía de la sucursal de Labiofam en Cienfuegos, en la costa surcentral de la isla.
En la investigación aún se trabaja con la hipótesis de la posible acción anticancerígena de la toxina, confirmó el investigador por vía telefónica. “Todavía no se puede decir categóricamente que tenga una acción antitumoral marcada, pero en estudios preclínicos ha habido modelos biológicos de cultivos de líneas celulares en tumores, en los que se ha visto que el veneno actúa sobre la célula tumoral, es decir, sobre la entidad patológica. El objetivo es evitar que el tumor crezca, impedir que haga metástasis y destruir el tumor original”.
El fármaco se ha desarrollado en Cienfuegos con “excelentes resultados”, dijo Linares. Está comprobada la reducción de inflamaciones y la disminución del dolor provocado por la acción degenerativa de las células cancerosas, sin reacciones adversas.
Esas cualidades se habían encontrado hace tres años en una solución del veneno diluido en agua natural, la única expresión conocida hasta ahora de un medicamento basado en la ponzoña del también llamado alacrán colorado.
El ensayo del producto comenzó a extenderse en Cienfuegos en el último trimestre de 2008, dijo Linares. Precisó que la relevancia del nuevo fármaco es que apenas una gota de toxina pura permite la fabricación de miles de frascos del medicamento, en comparación con las grandes cantidades de materia prima que se requieren en la solución diluida.
El uso de la homeopatía “puede potenciar muchos de los efectos de la sustancia, amén de que se elimina por completo la posibilidad de toxicidad o de hiatrogenia (efecto contrario al que se está buscando)”, señaló el especialista. “El medicamento homeopático tiene sutileza y su forma de actuar puede resultar mucho más competente que otras.”
El ensayo se inició con pacientes con pronósticos muy graves, pero ya se practica con enfermos que tienen diagnósticos tempranos, añadió Linares. El producto homeopático aún está reservado para ensayo y no circula en forma comercial.
La ruta que ha llevado a esos hallazgos se inició espontánea y empíricamente en la oriental provincia de Guantánamo hace dos décadas y desembocó en el proyecto científico que ahora dirige Labiofam.
La Oficina Cubana de Propiedad Industrial (OCPI) concedió a Labiofam en 2004 los derechos de explotación de la patente asociada al veneno de ese animal. En la investigación participan los ministerios de Salud Pública y Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; la Universidad de La Habana y el Instituto de Oncología y Radiobiología, así como el Instituto Pedro Kouri de Enfermedades Tropicales.
Versiones sobre el empleo del veneno y sus resultados empíricos corrieron de boca en boca en la década pasada y salieron de la isla, provocando una súbita demanda del preparado líquido. En Cuba surgieron y crecieron cultivos del animal y elaboraciones artesanales de la solución diluida. Ahora Labiofam coordina el estudio y dispone de criaderos de escorpiones en todo el país.
Además del veneno del alacrán colorado, hay investigaciones sobre propiedades de toxinas de serpientes en Estados Unidos, sobre otros escorpiones en Brasil y sobre otros casos de animales ponzoñosos en China y Japón.