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martes, 11 de marzo de 2008

Cebolla: Vigor y salud

Cebolla: Vigor y salud

La cebolla común, cebollín, es el bulbo de la planta de la familia de las liláceas. Es hace siglos y desde el oriente un alimento-medicina, además de otorgar vigor y salud.

Tratándose de una hortaliza es notable que posee proteínas e hidratos de carbono.

Las vitaminas están todas presentes (excepto la B12), aunque en pequeñas cantidades; ocurre lo mismo con los minerales, entre los que se destaca el Potasio (157 mg/100g) y el azufre entre los oligoelementos es el más abundante de su esencia volátil.

Posee minerales que se convierten en carbonatos de acción alcalina al pasar a la sangre.

Notable alimento protector y alcalinizante. Es antialérgica y broncodilatadora eficaz contra la bronquitis y el asma.
Arteriosclerosis y afecciones coronarias: cada vez son mayores las evidencias de que el consumo de cebolla evita la arteriosclerosis, impide la trombosis (formación de trombos o coágulos dentro de las arterias o venas) y mejora la circulación de la sangre por las arterias coronarias. En el año 1989, un estudio realizado en la Universidad de Limburg (Maastricht, Holanda), concluía que la acción beneficiosa de la cebolla sobre el sistema cardiovascular no estaba suficientemente demostrada. Sin embargo, en 1996, varias investigaciones pusieron de manifiesto que quienes consumen más cebollas y manzanas (dos de los alimentos más ricos en el flavonoide quercitina), tienen un menor riesgo de morir a consecuencia de infarto de miocardio. El consumo habitual de cebolla previene la arteriosclerosis, hace más fluida la circulación sanguínea en todas las arterias y reduce el riesgo de padecer una complicación grave como el infarto de miocardio.
Aumento de triglicéridos en la sangre: los triglicéridos, formados por ácidos grasos y glicerina, son uno de los tipos de grasa que circula por la sangre. Un nivel elevado de triglicéridos favorece la arteriosclerosis y las enfermedades coronarias. Se ha demostrado que el consumo de extracto acuoso de cebolla (agua de cebolla) reduce el nivel de triglicéridos en la sangre y en el hígado. Además, la cebolla aumenta el nivel de colesterol HDL (el llamado colesterol “bueno”), que evita la arteriosclerosis.
Arteriosclerosis y afecciones coronarias: cada vez son mayores las evidencias de que el consumo de cebolla evita la arteriosclerosis, impide la trombosis (formación de trombos o coágulos dentro de las arterias o venas) y mejora la circulación de la sangre por las arterias coronarias. En el año 1989, un estudio realizado en la Universidad de Limburg (Maastricht, Holanda), concluía que la acción beneficiosa de la cebolla sobre el sistema cardiovascular no estaba suficientemente demostrada. Sin embargo, en 1996, varias investigaciones pusieron de manifiesto que quienes consumen más cebollas y manzanas (dos de los alimentos más ricos en el flavonoide quercitina), tienen un menor riesgo de morir a consecuencia de infarto de miocardio. El consumo habitual de cebolla previene la arteriosclerosis, hace más fluida la circulación sanguínea en todas las arterias y reduce el riesgo de padecer una complicación grave como el infarto de miocardio.
Aumento de triglicéridos en la sangre: los triglicéridos, formados por ácidos grasos y glicerina, son uno de los tipos de grasa que circula por la sangre. Un nivel elevado de triglicéridos favorece la arteriosclerosis y las enfermedades coronarias. Se ha demostrado que el consumo de extracto acuoso de cebolla (agua de cebolla) reduce el nivel de triglicéridos en la sangre y en el hígado. Además, la cebolla aumenta el nivel de colesterol HDL (el llamado colesterol “bueno”), que evita la arteriosclerosis.
Afecciones renales: aumenta el volumen de orina, facilitando la eliminación de sustancias de desecho por su acción alcalinizante. Conviene en la dieta de los que padecen litiasis (cálculos), infecciones urinarias o algún grado de insuficiencia renal.
Diabetes: reduce el nivel sanguíneo de glucosa, por lo que constituye un alimento muy recomendable para los diabéticos.
Afecciones hepáticas: estimula la función desintoxicadora del hígado, igual que favorece la acción de las otras glándulas digestivas productoras de jugos. Muy recomendable en casos de insuficiencia hepática por hepatitis crónica o cirrosis.
Cáncer: una investigación llevada a cabo en China, y patrocinada por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, mostró que quienes consumen más cebollas y ajos tienen un riesgo mucho menor de padecer cáncer de estómago. Otras investigaciones ponen de manifiesto la capacidad de la cebolla, así como del ajo, para inhibir el desarrollo de las células tumorales y neutralizar las sustancias cancerígenas.Está pues justificado el consumo abundante de cebollas como preventivo y como complemento del tratamiento de determinados tipos de cáncer, como el de estómago y el de colon. Sin embargo, otros estudios llevados a cabo en Holanda, muestran que la cebolla carece de efecto en caso de cáncer de mama o pulmón.
Preparación y empleo
Cruda: es la forma ideal de consumirla, aunque para ello debe ser tierna. Lavándola durante unos minutos en agua, y aliñándola después con el limón, se atenúa un poco su picor. Quienes padecen úlcera gástrica o gastritis deben consumir las cebollas hervidas o asadas.
Hervida en agua: desaparece su picor y se tolera mejor, pero también disminuyen sus efectos medicinales. Conviene que el tiempo de hervor sea muy corto (menos de un minuto), y tomar también el caldo.
Asada: resulta muy sabrosa, aunque cuanto más tiempo pase al fuego, menores serán sus efectos medicinales.

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