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domingo, 19 de octubre de 2008

Debilita los músculos faciales

Daño de importante nervio puede causar parálisis facial

• Un daño en el nervio facial produce una parálisis de los músculos faciales, que comienza repentinamente y empeora con los días


De forma repentina, los músculos faciales pueden paralizarse, afectando la apariencia de la persona, pero también, en algunos casos, produciendo dolor y otros efectos, por lo que requiere rehabilitación para poder volver a lograr la movilidad perdida.

La parálisis de Bell es un episodio de debilidad de dichos músculos, el cual comienza repentinamente y empeora de tres a cinco días, esta condición, que afecta un lado de la cara y que provoca malestar, resulta del daño del sétimo nervio craneal (facial).

“Hay pérdida de sensibilidad y del tono muscular que ocurre de un lado del rostro, comienza de un momento a otro, pero va empeorando. Hay varios tipos, sin embargo, la más común es la de Bell”, explicó la doctora en terapia física de la Clínica NeuroFT, Lisa Riggioni.

Según explicó la especialista, la manifestación más importante de este mal es el desorden en el movimiento de los músculos que controlan las expresiones faciales como sonreír, entrecerrar los ojos o parpadear, pero además hay pérdida de sensibilidad en la cara, dolor de cabeza, lagrimeo, babeo, pérdida del sentido, del gusto, en las dos terceras partes anteriores de la lengua, e hipersensibilidad al sonido, en el oído afectado.

Señales

Riggioni manifestó que la persona puede notar en los días previos a la parálisis un dolor detrás de los pabellones auriculares (estructura compuesta de cartílago y piel), en algunos casos puede notar sin síntomas previos que no puede cerrar el ojo o que hace una mueca extraña con la boca.

“Es algo inmediato o de un día para otro, la persona puede notar que el labio está caído o que no puede cerrar el ojo, se presenta una desviación asimétrica de la musculatura facial. Es más común en el adulto mayor y la rehabilitación es muy importante”, indicó Riggioni.

Esta condición, que afecta orgánicamente a la persona, pero sobre todo psicológicamente, puede padecerla cualquiera, aunque ocurre con mayor frecuencia en adultos mayores o personas con enfermedades crónicas como diabetes. Solo en Norteamérica hay aproximadamente 40 mil personas con parálisis de Bell.

La especialista dijo que aunque la causa específica de la parálisis se desconoce, se ha sugerido que el trastorno puede ser hereditario, pero también se asocia a la diabetes, hipertensión, traumatismo, infecciones y enfermedades como el síndrome de Guillain-Barré.

Tipos

La parálisis más frecuente es la de Bell, que tiene como aparente causa la existencia de fenómenos inflamatorios secundarios a una infección viral (el virus implicado es el herpes simple), sin embargo, hay otros tipos como la parálisis facial periférica de origen traumático, que se debe a lesiones traumáticas.

También está la parálisis facial periférica de origen infeccioso, que se da por múltiples procesos infecciosos virales y bacterianas, otro tipo es la parálisis de origen neoplásico relacionada con tumores, puede ser una parálisis de origen neurológico o secundaria a enfermedades sistémicas y metabólicas.

Entre las complicaciones generales que se pueden presentar están los movimientos anormales como lágrimas al reír o salivación en momentos errados, cambios en la apariencia física del rostro, debido a la pérdida de movimiento, problemas crónicos en el sentido del gusto, espasmos crónicos en los músculos de la cara y daños en los ojos.

Intervención

Según Riggioni, la parálisis de Bell no se considera permanente, pero requiere la rehabilitación mediante ciertos ejercicios, que devuelven la fuerza en los músculos y la expresión facial, la cual se había perdido, debido al daño en el nervio. El tratamiento consiste en la estimulación eléctrica en los puntos motores de la cara, la realización de ejercicios faciales, así como masajes, con lo cual, el paciente podrá recuperarse al cabo de algún tiempo, esto depende de la persona y de la gravedad de la parálisis.

La doctora utiliza un estimulador neuromuscular que envía impulsos eléctricos que estimulan el músculo, esto permite que la persona realice movimientos y así reentrene a los músculos a hacer que el paciente haga expresiones faciales que no podía realizar. “Se recuperan movimientos como el tomar de un vaso, reír, tirar un beso o cerrar un ojo. El tiempo de recuperación varía dependiendo de la persona, puede que se recupere rápido o que su rehabilitación dure más. Se realizan también masajes faciales, que permiten prevenir la pérdida del rango de movilidad elasticidad del tejido muscular”, dijo Riggioni.

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